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8vo Reporte Final de Cultivo al 16 de julio

8vo Reporte Final de Cultivo al 16 de julio

8vo Reporte Final de Cultivo al 16 de julio


Visión general

La campaña 22/23 se caracterizó por atravesar un escenario climático muy complejo, en donde la caída de la producción fue significativa con respecto a las campañas anteriores.

Previamente a la siembra, se había visto un aumento significativo en los precios de los alquileres, insumos y mucha incertidumbre en la economía interna del país que llevaron a que productores de maní optaran por cultivos alternativos, produciéndose así una disminución de área de siembra.

El prolongamiento del fenómeno de la “Niña”, que ocurre por cuarta campaña consecutiva, trajo consecuencias devastadoras para las cosechas. Particularmente en esta temporada, la falta de precipitaciones fue generalizada a nivel nacional y a lo largo de todo el ciclo del cultivo, lo que, sumado a las temperaturas extremas en los meses de diciembre 2022 y enero 2023, condicionó el crecimiento y desarrollo de la cosecha en todas las zonas productivas.

En cuanto al maní, la zona norte de La Pampa y oeste de Buenos Aires, presentaron la misma situación de clima que las zonas de Córdoba, pero con algunas ventajas productivas por acceso a napas freáticas y calidad superior de la tierra.

A finales de octubre del 2022, se registró una fuerte helada en la zona sur de Córdoba y La Pampa, generando pérdidas de plantas de maní que, en muchos casos, debieron ser resembrados.

Posteriormente, en febrero de 2023, se dio un fenómeno impensado y fuera de todo cálculo, una helada temprana sobre toda el área núcleo del maní, generando, en algunos casos, pérdidas irreversibles. Desde ese momento la condición del cultivo empeoró significativamente agravado por la falta de humedad de los perfiles del suelo.

Las precipitaciones acumuladas estuvieron por debajo a los promedios de las ultimas 5 campañas. La ausencia de éstas, con reservas hídricas agotadas, temperaturas máximas en ascenso y un aumento de la demanda atmosférica de humedad, limitaron el crecimiento de los cultivos y el establecimiento de los componentes de los rendimientos, provocando pérdidas en los rindes a campo

Los signos de estrés en el cultivo fueron desde stands de plantas muy desparejos en su tamaño, manchones de plantas muy afectadas hasta encontrarlas directamente muertas. Gran parte de los lotes sembrados tempranos no cerraron el entresurco, quedaron muy desparejos, fructificando con bajo número de nudos, marcada pérdida en el número de vainas y granos pequeños. Aquellos lotes sembrados tardíamente pudieron sortear la falta de humedad ya que recibieron algunas precipitaciones más y lograron recuperarse, pero siempre se mantuvieron con signos intensos de estrés. Estos últimos lograron escapar a las altas temperaturas, pero no pudieron superar las bajas temperaturas de febrero que, junto a la falta de precipitaciones y al bajo porcentaje de madurez de los granos trajeron consecuencias irreversibles para los cultivos. Diferente hubiera sido si posteriormente a la helada del mes de febrero hubieran ocurridos lluvias para recuperar los perfiles de humedad y así las plantas generar nuevas posibilidades de desarrollo y crecimiento.

Con un avance de cosecha del 100%, se estima una reducción del 35-38% en el rendimiento en cáscara comparado con el año anterior, ubicándose el mismo en un valor promedio de 2.5 tn/ha para toda la zona manisera, que comprende a las provincias de Córdoba (90%), La Pampa (7%) y Buenos Aires (3%).

Además, los rendimientos del maní fueron muy variables según la zona geográfica que se analice.

Afortunadamente, la calidad final del maní cosechado es buena, en contra de nuestras expectativas previas al inicio de la cosecha, y esto es así tanto en su calidad física como en la ausencia aflatoxinas (menos del 1% del total recibido a nuestra planta ha dado con resultado positivo de aflatoxina).

Peanut photo in the 4th report of peanut cultivation

Tendencia climática 23/24

¿Qué probabilidades existen de un año El Niño?

De acuerdo al monitoreo de los últimos meses, el océano Pacífico ecuatorial comenzó a registrar temperaturas por encima de lo normal. Este calentamiento es necesario para que en un futuro pueda desarrollarse un posible evento El Niño. Todavía no se observa una combinación o respuesta entre el calentamiento del océano y la circulación de la atmósfera, El Servicio Meteorológico Nacional el día 28 de abril emitió el pronóstico climático trimestral para mayo-junio-julio el cual indica, para las precipitaciones, una probabilidad de 40% mayor o igual a la normal; mientras que para la temperatura se prevé una probabilidad de que sea 45-50% superior a la normal.

De acuerdo con los modelos dinámicos y estadísticos, en promedio, en el trimestre julio-agosto-septiembre 2023 (JAS), hay 94% de probabilidad de que las condiciones sean de Niño.


Apreciaciones Finales

Argentina está atravesando la cuarta campaña consecutiva del evento Niña, esto trajo como consecuencia pérdidas de producción generalizadas en todas las zonas, impactando de una u otra forma en la economía en todos los actores de la cadena del maní.

Los rendimientos de esta campaña cayeron por debajo de la línea media de producción, el rendimiento promedio fue de 2.53 tons/ha en cáscara, seco y limpio, según la última información relevada por la Cámara Argentina del Maní, por lo estaríamos en presencia de una producción de maní muy por debajo del promedio histórico, y especialmente, de los últimos años.

Pese a que los rendimientos no fueron los deseados, la calidad obtenida se considera aceptable, ya que no se han detectado prácticamente la presencia de aflatoxina, pero sí, se vio afectado el tamaño del grano que es más chico, producto de la sequía y las heladas de febrero.

La cosecha de maní se logró completar en un 100 % del total del área sembrada. Por otro lado, el clima fue favorable para que el avance de la cosecha haya sido constante y sin pausas.

Algo que no mencionamos previamente fue que, sumado a las olas de calor extremas y heladas en febrero, durante la última semana de mayo (etapa final de la cosecha de maní) padecimos un temporal de vientos con ráfagas de más de 80/100 km/hora que esparcieron las hileras de maní arrancadas. Esto dificultó la cosecha de los campos afectados, provocando una pérdida adicional.

No cabe duda de que se trató del año más complicado para el sector manisero argentino, en muchísimo tiempo si se revisa la serie histórica de producción.

Si bien es temprano, y a pesar de la importante incertidumbre económica que padecemos en Argentina como consecuencia de una nueva crisis, creemos que la próxima siembra de maní tiene una expectativa mínima de mantener el área, con posibilidad de incrementarse en un porcentaje que hoy pensamos en un 10% como máximo.

Los alquileres para conseguir tierras aptas para el cultivo de maní siguen en precios muy altos (usd 1.200 / hectárea), restricciones a las importaciones de agroquímicos por la crisis de falta de divisas que tiene el Gobierno, aumentos generalizados de los costos como consecuencia de alta inflación y tipo de cambio atrasado, son algunos de los desafíos que se deberán enfrentar, pero con un mejor pronóstico climático por delante, que esperemos que permita volver a Argentina a los volúmenes normales de producción del origen.


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